La cabaña

Despues de esta hibernacion que estamos viviendo, ahora toca despertar del letargo , igual que el oso  que pasa el invierno , hasta la primavera en su cueva. Cuando ya nos habiamos adaptado a los ritmos naturales, levantarnos con el sol, comer sin prisas, y dormir sin pensar en llegar a tiempo a trabajar, ahora nos dicen que se acabo el nidito calentito que nos recordaba a la infancia, comer, jugar  y dormir.
De reoente el tiempo se detuvo y el unico desafio era protegernos del contagio. Y ahora alguien le dio cuerda de nuevo al reloj y hay que empezar a llenar el tiempo. De repente me siento obligada a salir y no quiero. Veo gente que va de compras, que se sienta en una terraza y que comienza a repetir rutinas de siempre, y me pregunto: ¿por que a mi no me apetece hacer eso? ¿Tendre el sindrome de la cabaña? Estoy empezando a dudar, aunque si pongo atencion escucho una vocecilla que me dice que todo esta bien, que cada persona tiene un ritmo propio que es el que hace que su paso sea unico. No podemos obligarnos a hacer algo para lo que no estamos preparados.
La desescalada debe ser progresiva y a demanda de lo que nos pida el cuerpo, y es una reaccion humana muy normal resistirse a salir. Tenemos que tener paciencia para ir recuperando lo perdido. Algunas cosas ya no volveran y algunas personas tampoco, y es por eso que es comprensible que nos cueste incorporarnos a unas rutinas normales en una situacion anormal.
Por otro lado, este tiempo nos ha servido a muchos para pensar, recolocar nuestras prioridades y darnos cuenta de donde estamos poniendo el foco. De cuantas cosas tenemos fuera y cuantas dentro.  De cuanto producimos y cuanto consumimos. De como nos hemos pasado la vida huyendo de estar con nosotros mismos, por miedo a no gustarnos o aburrirnos.
 Es hora de conocer bien a ese ser con el que pasamos tanto tiempo y que no se alejara de nosotros mientras nos quede un halo de vida. Deseo para ustedes que estas vacaciones hayan servido para quererse mas y no olvidar que estar solo no es otra cosa que estar en la mejor compañia: nosotros.  Y si estamos bien en la cabaña....  es que es ahi donde tenemos que estar. Y si estamos bien en la calle es porque es alli donde tenemos que estar. Paciencia para los que aun no tienen ganas de abrir la puerta y prefieren asomarse a la ventana. Dejemos que todo suceda con la naturalidad que el momento requiere. Como dice la cancion, despacito.