¡al diablo la cuchara!

Hoy es de esos dias que me pregunto si vale la pena, si sirve de algo ese deseo que tenemos algunos de dejar un mundo mejor del que encontramos cuando llegamos. Y es que a veces uno se cansa tambien. Uno se cansa de poner la otra mejilla para seguir dando oportunidades, se cansa de ser un instrumento de union para crear esa unidad que el mundo necesita. Uno se cansa de pedir apoyo y encontrar puertas cerradas, de estar a la cola de todas las filas. Uno se  cansa de estar siempre disponible y encontrar a todos ocupados. Se cansa de vivir en medio del caos a riesgo de quedarse sin orden. Y ese dia, la desesperanza se instala en tu cuarto y no se va por mas que la intentes convencer con el cuento del viejito que quería desmontar la montaña con una sola cuchara. 
Y solo se me ocurre escribir sobre esto. Y ademas, como se que nadie lo lee, es como gritarle al viento para que se lleve con el la desesperanza. Se que mañana volverá a salir ese sol que nos alumbra cada dia y volverá la vida, la esperanza, la ilusión, la paz y el amor a circular por el mundo, y yo estaré encantada de que asi sea, para apoyar nuestros intentos de que triunfe el Todo y nos sintamos en unidad. Pero hoy... Me gustarÍa encontrarme con el viejito de la cucharilla. Le dirÍa que me diera fuerzas para estos momentos que dudo si ese es el camino que debo seguir. Sigo soñando con un mundo donde se reconozca a las personas por la calidez de sus abrazos y de sus palabras no por la fortaleza de sus murallas. Todo el mundo vive amurallado y cuesta encontrar un sitio por donde entrar, por donde se produzca un encuentro verdadero, una entrega, una sinapsis autentica para crear algo juntos.  Sigo soñando... No se si algún dia despertare de este sueño.