Son las personas que se angustian en exceso, que se les cae el techo encima. Las que cada dia al despertar y al acostarse tienen un unico pensamiento: ¿si no trabajo, de que voy a vivir?.
Y es muy logico y entendible, estamos todos en este barco que ni navega ni llega a puerto. Pero es que con nuestros miedos no vamos a hacer que se mueva ni un pizquito. Al contrario, el miedo paraliza y contagia a los demas. Por eso escuchamos estos dias decir que si no morimos con el covid vamos a morir de miedo.
Por lo tanto al menos yo estoy intentando darle la vuelta a este encierro y verlo como un retiro. Imaginemos que no es impuesto sino elegido. Eso nos ayuda porque a ninguno nos gusta que nos impongan nada por la fuerza.
Es un retiro para hacer lo que nunca podemos hacer, y en la medida en que lo veamos asi o no, vamos a obtener mejores o peores resultados.
¡Claro que todos necesitamos dinero para vivir! Pero ya he contado anteriormente que por encima de nuestros planes hay un proposito mayor, el proposito de la VIDA.
Por mucho que nos enfademos, o lloremos, la vida nos esta emplazando a un cambio. O lo aceptamos con serenidad o nos vamos a perder tambien la parte buena que viene conjunta. Los cambios nos invitan a desaprender, a dejar a un lado las formas en que hemos gestionado todo hasta ahora, nuestros trabajos, nuestras relaciones y hasta nuestras emociones. Ya no nos sirve lo sabido porque este problema es nuevo para todos. Y precisamente en un momento donde lo ordinario se ha vuelto extraordinario, vamos a tener que empezar por valorar las pequeñas cosas, para cuando salgamos de aqui tratarnos mejor unos a otros sabiendo lo importante que es sentir otro humano al lado.Hay muchas enseñanzas escondidas tras este encierro pero para mi la mas importante es esa: aprender a ser humanos
