Hacemos muchas distinciones con la mirada, de hecho no miramos igual a unos que a otros, aunque mintamos para ser cordiales. Cuando alguien que queremos hace algo mal, solemos mirarle con tolerancia pero si la misma accion la realiza alguien que no queremos tanto, no solo lo juzgaremos con crueldad sino que seremos los primeros en acusarle. Conozco muchas madres cuyo ejercicio favorito es andar defendiendo de todo a sus hijos hasta el punto de justificar todo lo que hacen, de una forma u otra. Sin embargo, no hacen igual con los demas. Sus miradas cambian, aunque no sea capaz de verlo.
Conoci un caso de una madre con gemelos. Uno habia nacido con problemas y el otro no. Aun asi, fisicamente eran iguales y los problemas con el tiempo sanaron. Pero ese pequeño ya nunca pudo aspirar a ser fuerte, capaz, tan capaz como su hermano, al que todos veian un triunfador. ¿Por que? La respuesta esta en las miradas que les hacian, sobre todo su madre, que miraba a uno con pena, con miedo y al otro con orgullo y esperanzas. Uno fue el triunfador y el otro fue el enfermo, a pesar de que habia dejado de estarlo a los pocos meses de nacer. De haber cambiado a los niños cuando aun eran pequeños, con seguridad que sus papeles hubieran cambiado y el enfermo hubiera sido el triunfador y viceversa. Porque las miradas que les daba su madre principalmente habrian cambiado su direccion. ¡Tan importante son nuestras miradas! Aprendamos a mirar con cariño y esperanza, cualquier ser que tengamos delante nuestro porque esas miradas daran sus frutos, son energia divina que creara bienestar, para nosotros y para el entorno. Miremos a la gente a los ojos intentando ver mas alla de su carcasa. Todos queremos escondernos detras de un personaje para que no nos hagan daño pero la realidad es que todos necesitamos miradas tiernas y cariñosas que nos hagan ser mejores personas. No nos olvidemos que hay mucha energia en nuestras miradas, usemosla para bien y crecera un jardin alrededor nuestro.